El siguiente comentario fue compartido telefónicamente por Héctor Álvarez, oyente de Radio La Cantora, en la emisión del 1 de noviembre de 2009. Jugamos libremente con sus palabras para ponerlas por escrito. De más está decir, no sin dolor, que todas ellas siguen siendo terriblemente actuales.
Por la Policía, que sólo supo, desde que nació, matar. Que sólo atiende las voces que le vienen desde arriba. Son sus perros, que sólo obedecen las órdenes del Amo.
Hay que poner en el banquillo de los acusados a ese Amo. Y si el Estado dice no ser quien está generando toda esta brutal represión, que se defienda y diga quién lo hace.
Avanzan, por todos lados y en todas las formas. Hasta crean ellos mismos secretarías y organismos de Derechos Humanos. Pero sólo son palabras. Y, finalmente, todo resulta una farsa.
Y, mientras tanto, este dolor espantoso.
Por aquellos que viven sus días en una cárcel, por no robar a lo grande, porque -claro- quienes roban a lo grande son Señores.
Por la situación de los niños, que viven sus días en la calle, de quienes jamás podremos escuchar una palabra de amor, de cariño de afecto, porque el niño en la calle ante todo tiene que sobrevivir, y la única forma de sobrevivir es no teniendo sentimientos.
Todo se encuentra en un estado abúlico: no pasa nada.
Es necesario concretar ya una gran movilización de la gente en defensa de la vida.
De la gente. De la vida.
Si la comunidad pide Seguridad, demos entonces a los chicos atención medica, psicológica; démosle condiciones para estudiar, para comer, para vivir. A quien está dentro de una cárcel, démosle condiciones para que pueda trabajar, estudiar, formar un hogar, vivir.
Esa gente, toda la gente, no es estúpida: Son las condiciones sociales las que llevan al hombre al estado en el que lucha por su vida.
Pero -claro- tenemos un Estado, un Sistema, que sólo quiere vida para un puñado; y para el resto de nosotros, sólo un puño.
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