Sampietro es un detenido que arroja luz sobre el funcionamiento y las funciones que el poder judicial, el Sevicio Penitenciario y las fuerzas de seguridad representan. Nosotros tenemos claro que Sampietro se ha transformado en un objetor de conciencia de cada lugar de detención. Es decir, él pone en actualidad y en acción lo que todos los organismos y personas de bien denuncian: de que esto no va así, de que el sistema penal es un picadero de carne y que los lugares de detención no son lugares aptos para detener a seres humanos. Esto se transforma en una constante denuncia cada vez que Sampietro está detenido. Por lo tanto, actúa como un objetor de conciencia. A su modo y desde su particular experiencia de vida se ha transformado en un militante de estas cuestiones y de estas denuncias. Por lo tanto, es una persona que genera inquietud y que con la que no se sabe bien qué hacer. En ese no se sabe bien qué hacer ha ocurrido todo lo que hemos presenciado estas últimas semanas. Una persona que la manda a detener porque le revocan el beneficio de la morigeración. Pero se lo revocan por situaciones que no son sustanciales. Son en todo caso incumplimientos parciales de las condiciones que alcanzan incluso me animaría a decir la categoría de incumplimientos alternativos. No son jurídicamente sustanciales. Esto quiere decir que ninguno de los incumplimientos eventuales en los que Sampietro podría haber incurrido, ninguno representa un entorpecimiento probatorio ni ninguno representa elusión de justicia. Entorpecimiento probatorio mal puede haber en una causa terminada. Por lo tanto, es absurdo. Y se lo aplica en una persona que a todo hora estuvo a la luz pública, en lugares públicos como la Universidad, el Comité contra la Tortura y ante la primera audiencia que el poder judicial le toma y a donde él tiene la oportunidad de evocar lo que pasó y de dar su historia, se presenta a la hora exacta que el poder judicial lo cita. Por lo tanto, elusión de justicia no hay. Es decir, la justicia no sabe qué hacer con Sampietro. Se le caen todas las ficciones: se cae la ficción de la resocialización y se ajusta y a tiempo que con él se están violando absolutamente todas esas cuestiones. Y por eso digo que Sampietro está objetando esta vez todo el conjunto del poder judicial y de las fuerzas de seguridad.
Ahora está en Marcos Paz y eso es una manera de descomprimir al Servicio Penitenciario Provincial, sacárselo de encima de esa responsabilidad que significa tenerlo detenido. Ahora la responsabilidad es del poder judicial. Tenemos que demandar y denunciar. No hay preso común o detenido común -por decirlo de una manera brutal- que suscite la solidaridad que Sampietro suscita. Y él es una persona solidaria porque ha sido activo con la APDN, que se trata nada menos que del niño, desde la sensibilidad. Ha trabajado vendiendo libros fuera de la universidad, es decir que es una persona que tiene vocación de trabajo y le han han trocado el proceso de socialización posible por prisión, lo cual es una locura, una insensatez de una inconsistencia axiológica y jurídica.
Lo llamativo son las notas de los diarios locales, como El Día y el Hoy que demuestran claramente que no han estado en el lugar de los hechos porque quienes realmente estuvimos cubriéndolo, como periodistas o como militantes de DD.HH, vimos que nada de lo que dicen en sus páginas es cierto. Pero lo que sí salta en estas burdas letras de los diarios -que dicho sea de paso están escritas por penitenciarios porque el que está a cargo del área de policiales del diario El Día es paradógicamente el Director del SPB- salta el nombre de Marcos, uno de los imputados por torturas en el cuerpo de Sampietro y aparece denunciando, nada más ni nada menos, que al decano de la Facultad de Derecho.
Es gravísimo que la dinámica de estas cuestiones se lleva adelante por la acción justamente de los imputados por torturas. Que la justicia dictamine de acuerdo con esa dinámica que propone esta gente es una cosa que demuestra que realmente estamos mal. Porque primero que el decano actuó en todo momento a la luz pública, incluso con el conocimiento pleno de los señores jueces. En verdad no hay incumplimiento de ningún tipo. Además, en todo caso es una persona con un profundo sentido humanista que en todo caso dignifica a esa casa de altos estudios. Lo que es tremendo es que realmente los poderes públicos, el poder judicial en este caso, se encolumne detrás de la estrategia de este sector del SPB. Y eso es preocupante.
Lo que yo creo que hay que empezar a pensar es que la denuncia está clara. La cuestión es llevar a la acción toda la solidaridad que nosotros recogimos de organismos hasta de Mar del Plata, de Capital Federal, de La Plata, y de todos lados y hacer una denuncia pública de manera tal que se den cuenta que no se puede hacer lo que están haciendo. No está Sampietro solo, no estamos nosotros solos sino que hay voluntades.
Fuente: http://www.lacantora.org.ar/nota.php?idnota=1015
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