El día 29 recurre al poder judicial, para exigirle a las autoridades de la unidad penal de barrio San Martín, donde está encarcelada, que cumplan con las leyes.
Una de las leyes que no cumplen es la Ley Nacional de sida, que obliga al estado a brindar un tratamiento integral a las personas que viven con vih/sida, y entre estas cosas esta entregar los antirretrovirales completos para todo el mes y no fraccionados para 10 días, como se los entregaron. Desde diciembre no recibe un control de su médico infectólogo, porque el servicio penitenciario no le saca turno. Aparte ya perdió dos turnos para realizarse un análisis de carga viral ( imprescindible para saber la efectividad de las terapias, y la evolución de la paciente ).
En la última consulta con su infectólogo, este le recetó una crema para los eczemas que tiene en todo su cuerpo, el servicio penitenciario sólo debe que ir a retirarla del hospital Clínicas, pero nunca fueron a buscarla, a cambio le ofrecieron otra que había en el hospital del penal, reemplazo que agravó el estado de su piel.
En su denuncia también exige el cumplimiento del artículo 18 de la Constitución Nacional, que dice que las cárceles del país serán sanas y limpias, para seguridad y no para castigo de los reos...claro que esto se contradice un poco con todas su experiencias, sobre toda con una que vivió mientras se duchaba, y recibió una lluvia de orina y materia fecal, procedente del baño de arriba. Los caños están rotos y las cloacas no funcionan hace años, y también hace años que prometen arreglarlos.
También reclama por la vigencia de la ley de ejecución de la pena privativa de la libertad, sobretodo por el artículo nueve de la ley 24660, que dice la ejecución de la pena estará exenta de tratos crueles, inhumanos o degradantes...
Esta compañera a pasado toda su condena peleando por su salud, por su dignidad, igualmente en varias oportunidades su vida a corrido riesgo, una de ellas fue cuando teniendo 18 CD4
( su organismo no tenía defensas ) la llevaron a las celdas de castigo, en pleno invierno.
Pero no podemos pensar que esto le pasa solamente a Coqui esto le sucede sistemáticamente a todsx lxs presxs, se les obstaculiza el acceso a la salud y en el caso de las personas enfermas se convierte en una muerte segura, muertes siempre silenciadas.
No hay adherencia al tratamiento, dice el estado, y la carga se vuelca a lxs presxs. Se lxs responsabiliza por sus muertes.
Las personas encarceladas, que viven con vih/sida, sufren un reagravamiento no solo de su enfermedad, por falta de interés en ellas, sino también una verdadera victimización del sistema penal, por el agravamiento de las condiciones de detención.
Se las trata como si fuesen ex personas.
Todo esto no es el resultado de olvidos, ni omisiones.
No es incompetencia.
Y cuando se repiten una y otra vez, dejan de ser hechos graves, para convertirse en crímenes del estado.
A Coqui le falta poco tiempo para recuperar la libertad, y ella intenta a toda costa sobrevivir.
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