domingo, 26 de agosto de 2012

Sobre las salidas transitorias


La cárcel es una cosa seria


Alcira Daroqui-socióloga -profesora e investigadora
Directora de la Carrera de Sociología-FCS-UBA
Coordinadora del Grupo de Estudios sobre Sistema Penal y Derechos (GESPyDH)

Desde hace varios días el Servicio Penitenciario Federal a cargo de la gestión de las cárceles federales ocupó buena parte de la cobertura periodística de los principales medios de comunicación de
 este país. A partir de una nota de tapa del diario Clarín en la que se “denunciaba” la participación de un recluso condenado recientemente y de reconocimiento mediático en actos “culturales” organizados por una agrupación, quizá cultural, quizá política, vinculada al gobierno nacional, se desató un clima de acusaciones, defensas e interpelaciones a través de una serie de intervenciones en la escena pública que hacían referencia a este episodio y en él hacían confluir las mas diversas opiniones. Este despliegue reconoció claras intencionalidades maliciosas como aquellas de “confundir” participación de presos y presas en actividades culturales dentro del ámbito penitenciario con las salidas transitorias prevista en la ley de Ejecución Penal, en base a esa supuesta confusión, instalaron otra cuestión mas de fondo: si realmente los presos, cualquier preso, debía alguna vez salir de la cárcel. En fin, si como sociedad, no teníamos que ser más contundentes y exigir que el que entró, nunca más salga de los muros de la prisión.
En este sentido solo me interesa hacer unos breves comentarios, los que trabajamos hace tantos años en relación a la cuestión carcelaria y los derechos humanos no podemos ni debemos cuestionar la realización de actividades culturales, recreativas, artísticas, laborales, educativas etc etc al interior de la prisión y que en ellas participen la totalidad de las personas detenidas y también, apostamos que esas actividades estén a cargo de organizaciones e instituciones no penitenciarias, es más, las promovemos permanentemente. Pero aquí, una advertencia fundamental, todas las actividades deben ser para todos, y mas allá del discurso justificatorio de la prisión en cuanto a su función resocializadora ya demostrado como solo eso, como una justificación imposible del encierro, consideramos que ese tipo de actividades deben responder a un programa de garantía derechos de las personas detenidas: de acceso irrestricto a la educación, al trabajo a la recreación etc. Por ello toda institución y/o organización social y de derechos humanos que proponga y participe en estas actividades al interior del espacio carcelario- y que por cierto son bien pocas y no cuentan con gestiones directas del SPF ante los distintos Juzgados para que participen las personas detenidas como “por suerte”!!!, cuenta Vatayón Militante- debe considerar justamente, que en el marco de la garantía de derechos, está implicado necesariamente, una propuesta de resistencia a la degradación, violencia, humillación y sometimiento que significa el encierro punitivo. Entrar a la cárcel exige un acto de responsabilidad política con la actividad que se propone pero también, en cuanto a la necesaria implicación con la realidad carcelaria que padecen miles de personas y que se reconoce en la permanente vulneración de los derechos más elementales.
Conocemos y sabemos que de aquellas organizaciones, instituciones y organismos de derechos humanos que ingresan a las cárceles federales, algunas de ellas participan claramente de este compromiso y de esta responsabilidad política de conocer y dar cuenta lo que la cárcel es, insisto la cárcel es “una cosa” seria. Baste como ejemplo las diferentes actividades organizadas por la FUBA en el marco del Programa UBA XXII, en las que siempre está presente en el debate, mas allá que sean de carácter cultural y académico, la cuestión carcelaria y la situación de sus compañeros presos, acompañando, a su vez, proyectos y estrategias que contienen propuestas de cambio en relación a la realidad carcelaria. Saldada esta cuestión considero que son otros los interrogantes que debe plantearnos el tema invocado en estos días.
En relación a las salidas por actividades culturales de “algunas personas detenidas” y que en este caso sea 5 veces autorizadas por los mismos jueces de una cámara penal, y claro que llama la atención!!!, acaso se autorizan en tiempo y forma salidas para turnos de atención hospitalaria extramuros???, para visita a un familiar enfermo en fase terminal???, a un sepelio???, el SPF siempre cuenta con los móviles para hacer esos traslados, o justamente, la falta de personal y de móviles, es argumento recurrente para no cumplir con esos traslados???, los Jueces piden explicaciones de estas faltas???, sancionan a quienes las incumplen??? cuántas solicitudes para tratamientos médicos extramuros, salidas transitorias, libertad asistida, libertad condicional se gestionan en esa Cámara, cuánto tiempo tardan en resolverlas???, cuántos detenidos y detenidas cuentan efectivamente con la posibilidad de acceder a esos derechos??? cuántas veces por año esos jueces camaristas visitan las cárceles donde se encuentran las personas detenidas a su cargo?? En fin, preguntas, creo más interesantes y más complejas que si el baterista de callejeros debe o no salir a una actividad “cultural”, porque entonces estamos desviando nuestra mirada sobre lo que realmente es importante observar de lo que sucede en la cárcel y las relaciones de complicidad entre la justicia y las fuerzas de seguridad. Claro es cierto, que hay que cosas que ayudan a distraer esa mirada porque nos dejan perplejos, entre pintoresco y patético la TV Pública y medios de comunicación de la prensa escrita difunden imágenes en el marco de esas “actividades culturales carcelarias”, del Director del Servicio Penitenciario Federal, Sr Hortel, disfrazado de Hombre Araña y al Director de Régimen Correccional de Mickey Mousse, impactante no???, también, nos muestran la intervención de la Sra Presidenta en la que afirma, sin filtro alguno, que “contamos con un servicio penitenciario modelo en América latina”. Tal afirmación en relación a una fuerza de seguridad y custodia de personas detenidas????? Caramba!!!!! que apuesta arriesgada. Entonces que tal si entonces, hablamos de la cárcel real, en la que nos cuesta ver al Hombre Araña jugueteando en el patio de la cárcel con las personas detenidas y nos cuesta ver, claro un “modelo” de servicio penitenciario, porque imagino cuándo la Sra Presidente, dijo modelo, se ha referido, al respeto y garantía de los derechos fundamentales de las personas bajo su custodia, no??

Volvamos la mirada a lo que hay que ver. La cárcel real, en este caso, las que gestiona el Servicio Penitenciario Federal y que no ven los medios de comunicación hegemónicos(porque no quieren hacerlo, claro) pero tampoco los otros, ya que la única realidad carcelaria que debe ser denunciada en sus páginas, corresponde a las cárceles bonaerenses del Scioli, nunca las federales del Gobierno Nacional. En todas las cárceles, federales y provinciales, en todas, hay una cárcel real que se OCULTA.
La ocultan los gobiernos de turno, los propios servicios penitenciarios y fundamentalmente, la justicia, cuya consecuencia mas visible es el otorgamiento sistemático de impunidad a los funcionarios penitenciarios para el despliegue de prácticas institucionales violentas, humillantes, vejatorias y degradantes. En todas se violan los derechos humanos mas elementales, en TODAS.
En cuanto a las cárceles federales, no se ve lo que no se quiere ver, se encuentra debidamente documentado en informes producidos por la Procuración Penitenciaria Nacional desde el año 2000 hasta el presente año, una serie de situaciones que dan cuenta de esa cárcel real”. Malos tratos y torturas tales como requisas vejatorias a las personas detenidas(desnudo total y flexiones) , las requisas violentas de pabellón, el robo de pertenencias y de mercaderías a las personas presas por parte del personal penitenciario, los regimenes de aislamiento en celda por 23 o 24 horas diarias, las precarias condiciones materiales, el hambre y/o deficiente alimentación( cantidad insuficiente, comida podrida etc), severas deficiencias en la atención de la salud, las muertes violentas, por enfermedad y por “suicidios”. Párrafo aparte merecen la cuestión de las agresiones físicas ejercidas por el personal penitenciario contra las personas detenidas: golpes a palazos, bastonazos, que se traducen en tipos de torturas tales como el pata-pata, puente chino, el chanchito, la pirámide, golpizas, el manguerazo de agua helada, etc etc.
Todas y cada una de estas prácticas penitenciarias, se registran con mayor o menor presencia en las diferentes cárceles federales, con mayor intensidad y frecuencia en el Complejo Penitenciario N°2 de Marcos Paz, en el Complejo Penitenciario N°1 de Ezeiza, en la Unidad N°3, en la Unidad 6 de Rawson, en la Unidad 9 de Neuquén, en la Unidad 7 de Chaco.
En los Informes Anuales de la Procuración Penitenciaria se encuentran resultados de investigaciones científicas, relevamientos estadísticos y denuncias penales ante la justicia por estas situaciones, en el libro Cuerpos Castigados se documenta una investigación sobre malos tratos y torturas en cárceles federales en el año 2007, en los resultados del Proyecto de Seguimiento de Malos Tratos y torturas 2009-2010 publicados en los Cuadernos de la Procuración, en la creación del Registro Nacional de Casos de Torturas y en su primer Informe Anual 2011 publicado en la página web de la Procuración, en el Informe Anual del CELS del presente año que señala varias de estas situaciones tomando como fuente de información la producida por la Procuración Penitenciarias, en todas y cada una de estas publicaciones se da cuenta de la situación carcelaria y las prácticas penitencias ejercidas en cárceles federales. Es público, están publicadas en libros, informes, en la pagina web, se elevan a organismos y a todas las instancias gubernamentales, desde el parlamento, la justicia, hasta el poder ejecutivo y también a organismos internacionales, acceden legisladores, jueces, ministros, periodistas de todos los medios de comunicación.
Allí, está plasmada la cárcel real, la que debería haber sido tapa del Diario Clarín, y lejos de ser mencionada como “modelo”, la que debería integrar en forma urgente la agenda de los derechos humanos del presente en el marco de la política del Gobierno Nacional como una deuda a seguir trabajando y con la convicción, que no hay superhéroes como el Hombre Araña que resuelvan estas cuestiones, sino una política de visibilización y de responsabilidad y compromiso político con los derechos humanos de las personas detenidas.

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