Se trata de un centro de capacitación, escuela de oficio, gimnasio, centro cultural y escuela, todo dentro de un pabellón que los propios detenidos lograron gestionar de manera autónoma y que ahora apuntan a convertir en un espacio desde el que hacer frente a la violencia y promover la libertad en todas sus formas de las personas encarceladas. “Lo que buscamos es, por intermedio de una capacitación, sacar a los pibes dos horas del encierro de la celda, alfabetizarlos, acercarlos a la educación primaria, que eso les permita descontar los dos meses de pena como promueve la nueva Ley de Educacion, y a su vez lograr meterlo en la práctica de algún oficio, hasta poder armarle un taller”, describe Sergio con entusiasmo. “Tenemos con firma y documento alrededor de 180 pibes que quieren ser capacitados. No dan abasto los cursos. El centro de capacitación tiene una escuela de boxeo que la lleva adelante un chico que es profesional. Tenemos servicio de peluqueria, panaderia, servicio de lunch, minutas, comida regional, carpintería, plomería, electricidad, gasista y hasta el proyecto de una bloquera”.
Sin embargo, la jornada a través de la cual apuntaban a poner en marcha la iniciativa, y que incluía la participación de actores extramuros, fue prohibida por las autoridades del penal donde se encuentra Sergio. “Me dicen que me deje de joder, que no me haga el Moyano de los presos, que me individualice, que la situación en las cárceles es algo que no se cambia más”. De hecho, durante toda esta semana Sergio fue mantenido aislado en celdas de castigo, como otra forma en la que las autoridades intentan boicotear el proyecto. Por el momento, la jornada prevista se encuentra suspendida. “Yo lo llamo evento social, cultural y deportivo. En lo social íbamos a presentar el proyecto en sí, con todos los funcionarios, las organizaciones de afuera, la gente que va a participar. En lo cultural, iba a participar un ballet de chicas de una escuela y un centro cultural de Quilmes. También venían cooperativas que nos traían máquinas para trabajar en cuero y en tela, centros de panaderos de Lanús, de Florencio Varela... Es un evento que uno viene organizando de hace mucho tiempo para ofrecer a los pibes”.
A la espera de ser reincorporado a su pabellón desde los buzones, y confiado en que el proyecto y su evento de lanzamiento reencontrarán el rumbo para concretarse, Sergio reflexiona sobre la necesidad de este tipo de iniciativas para contrarrestar la dinámica perversa y deshumanizante que trae consigo el poder punitivo y su institución de castigo: “Cuando yo entré a la carcel, de cien tipos uno era menor de 20 años. Hoy es al revés. Son todos chicos con problemas de adicciones, se dan cuenta de que estan en la cárcel cuando se les pasó la abstinencia, o los mismos problemas de abstinencia los hacen poner violentos. Acá el problema lo tiene la institución, que literalmente tira la carne que paga el Estado para no dársela a los presos, y tampoco la da a las decenas de villas que hay alrededor de cualquier cárcel. Frente a eso, nuestra única propuesta es trabajo, vocación, honestidad y dignidad. Si nos dejan hacer eso, en cinco años las cosas pueden ser muy distintas”.
Para apoyar el proyecto de Sergio o conocer más detalles, contactarse con info@lacantora.org.ar
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