jueves, 17 de mayo de 2012
Genocidas: opiniones de compas privadxs de la libertad
Aquí dos textos, de dos compas privadxs de la libertad (una ya en la
calle, pero escrito durante su encierro). Estos escritos
desarrollan opinión sobre la situación real de los genocidas que se
encuentran "presos" en su mayoria en la carcel de Marcos Paz.
Para leer, debatir, difundir y publicar donde y como a cada unx se le plazca.
Lucha, resistencia y libertades!!!
CÁRCEL VIP:
PREMIO CONSUELO A LOS ASESINOS DEL PUEBLO
Más allá de la derogación de las leyes de
“Punto Final” y “Obediencia Debida”, o los juicios por delitos de “Lesa
Humanidad”, la cárcel común para los genocidad es puro mito.
Un mito que sirve de mascara para convencer
o engañar a la sociedad toda de que “patriotas” como Patty, Echecolatz,
Astiz, Von Wernich o el Turco Julián sufren un encierro en las mismas
condiciones que los presos sociales, creyendo al poner su cabeza en la
almohada, que la democracia hace justicia. Nada más cínico que gritar conforme:
¡Juicio y Castigo!... Si está democracia cumpliera con sus letras deberíamos
gritar y exigir “paredón a todos los milicos que vendieron la nación”, (Art. 29 C.N. – Traición a la
patria). En cambio la realidad que no sale por T.V. (como si todo lo que sale
por T.V., fuera: La Verdad),
nada dice sobre la realidad de la condición de detención de estos asesinos que
sirvieron a los intereses de la oligarquía foránea.
En el modulo IV del Penal de Marcos Paz,
donde se encuentran solamente privados de libertad gozan de todos sus demás
derechos y esto es muy paradójico, hoy gozan de todos los derechos que le son
negados al resto de la población común de presos, quienes en el pasado negaron
todo derecho a las personas secuestradas, torturadas y desaparecidas. Rige un
Estado Militar, pues son ellos quienes controlan dicho modulo y no los agentes
penitenciarios quienes muchas veces golpeando los tacos y extendiendo de manera
recia su brazo derecho (saludo nazi) daban los “buenos días señor” a
Echecolatz. No existe la cárcel en condiciones comunes para estos verdugos de
niños, de hombres y mujeres del pueblo. Tanto poder les he cedido por parte del
personal del S.P.F. que la orden de desaparecer a J.J. López, salió del modulo
IV; para demostrarnos , como aún impunemente ejercen la política del terror. La
cárcel común, donde miles de inocentes y condenados sufren la represión física
y psicológica diariamente, donde los familiares de los presos sociales se los
veja, humilla, se los maltrata, donde estamos condicionados de lo más básico
como comida, salud, trabajo, educación y recreación, nada de esto conocen, pues
los comandantes tienen radios, T.V. y Netbook en sus celdas, donde son
trasladados en “Bus” exclusivos, sin esposas ni cadenas, mientras los sociales
somos golpeados, engrilletados de manos y en ocasiones de pies, amontonados
como animales en las jaulas de traslados… ¿De qué cárcel común a los genocidas
hablan los medios?. Yo quisiera esa “Cárcel común” la de los genocidas.
¿Entonces, los jueces que los condenaron, también escribieron en sus fallos que
les corresponde éstas condiciones vip en la cárcel común?
De la teoría a la práctica o del dicho al
hecho, hay un abismo no solo un trecho. En lo que va del verano he visto el sol
unas 10 veces, a “ELLOS” los he visto al llegar de comparendo (audiencia con el
Juez) a las 2 0 3 de la madrugada tomando mate en los jardines del modulo IV
con reposera y su ¿concubina?...
Me pregunto: ¿Por qué estas condiciones tan
humanas para quienes no tienen humanidad y por qué tanta saña para quienes
pertenecen a la clase social que soporto el terrorismo de Estado?
Es la democracia quién hace estas
diferencias, estas condiciones de detención inhumanas para el grueso de las
personas que allí son eliminadas, y estas condiciones tan humanas para quienes
están cómodamente por delitos de Lesa Humanidad y Terrorismo de Estado.
¿La democracia es
cómplice?
La justicia, como uno de los poderes del
Estadio de Derecho lo confirma en la práctica, en Santa Fe, el Tribunal que en
2009 condenó a 3 represores (un Juez y los otros dos militares) a prisión
perpetua y hoy 2012, les concede el mismo tribunal las salidas transitorias
cuando a muchos de otros presos comunes son negados por argumentar infinidad de
pretextos legales. Ante estos ejemplos, no queda más que pensar en la
complicidad democrática como la continuidad de la doctrina de seguridad
nacional y consenso de Washintong.
Dentro de la cárcel común, las condiciones
de detención de los presos por terrorismo de Estado y de los que no cometieron
estos delitos, pero pertenecen a las fuerzas de seguridad, (que a nuestros ojos
sólo vemos complicidad y camaradería), tienen privilegios típicos de condición
vip. A ellos, (los asesinos del pueblo) este sistema les otorga los gustos a
sus antojos, desde la ropa y la comida, hasta la comunicación por internet en
sus P.C personales hasta convivir maritalmente en relaciones con sus parejas,
todo les está permitido. Muchos oficiales y suboficiales del S.P.F muestran
abiertamente la admiración que sienten por éstos oscuros personajes, haciendo
notoria sus ganas de poder revivir las prácticas de las torturas y las
violaciones de los derechos humanos que sufrieron de los
detenidos-desaparecidos de ayer. Hoy quieren repetir en sus morbosos actos la
impunidad y el placer que sintieron sus ídolos represivos.
El S.P.F. tiene como el S.P.B., una
estructura militarizada, ideológicamente mantiene la política de “obediencia
debida” y criminalizadora del pueblo como “enemigo”.
Esto hace comprensible el trato brutal y
despectivo que hace el Estado penitenciario con los presos sociales que son
vistos como el enemigo y el trato respetuoso, amigable, obediente y servicial
para con los ex - dictadores y torturadores. Claro ejemplo de las palabras son
las seis muertes de presos comunes en Marcos Paz, en menos de dos años, con la
modalidad de “incendios en las celdas de castigo”. El castigo aquí ya no es la
privación de libertad sino de vida, es decir el castigo es la muerte…
Ante este accionar penitenciario – militar,
el trato a los jerarcas se objetiviza en caminar por todo el penal libremente
mientras “matean” con los celadores – guarda cárceles, se mueven sin requisas,
sin esposas y sin cacheos, en un bus de viaje, cada vez que van ante los
tribunales de “justicia”.
En
la salud
Muchos más atento el S.P.F. de salvaguardar
y asegurarse la calidad de la salud de estos asesinos vasayos del capitalismo
internacional y su religiosa oligarquía, existen ambulancias, unidades
coronarias, odontólogos médicos especializados y todo tipo de estudios médicos
y chequeos generales para conservarles la salud. A los presos sociales, un
enfermero que desarrolla tareas en el aparato de inteligencia penitenciaria (la
“50”) que
viene una vez por día, todos los días sin falta y más puntual que la comida, a
repartir psicofármacos de todos los colores y miligramos a una población sumisa
de sus efectos, representando así una escena de niños recibiendo caramelos, si
tienes algún dodlor, fiebre o malestar, te quedan dos alternativas, falopa
(para olvidar el dodlor) o esperar a morir, y cuando estas por morir tal vez
recibas la mirada del médico, que hace milagros pues cura de palabra.
Recreo
de encierro
Tienen todos los beneficios que la Ley les otorga a todos los
detenidos , pero el Estado Penitenciario, (con su poder de Estado que en la
práctica pesa más que el poder judicial). Le otorga sólo a muy pocos, que en
este caso son los genocidas militares. Patio hasta la noche, cancha de futbol
todos los días mientras que el preso social para ver el sol debe contar con la
voluntad de Dios (la requisa)
Todas estas prácticas están apañadas por el
poder de Estado, pues sí cumple con la doctrina democrática de “que todos somos
iguales ante la Ley”
y castiga o sanciona a los verdugos no tendr5a quien haga el trabajo sucio de
eliminar, desaparecer, torturar, violar y robar bebes, traicionar los intereses
del pueblo. El Estado no puede sostenerse sin los aparatos represivos. En este
favoritismo no solo carga la responsabilidad el S.P.F., también el poder
judicial. El poder político o ¿acaso desconocen lo que es la realidad de la
falacia “Cárcel común” a los genocidas?
En
la educación
Es el caso más urticante y contradictorio,
la dictadura, que en sus años de cenit en el poder atravesó terriblemente a la
educación secundaria y universitaria y su práctica de desapariciones y
secuestros, tortura seguida de muerte, (aprendida en la “Escuela de las
Américas” en Panamá instalada por la
C.I.A.), hoy quieren estudiar junto a los presos sociales, en
el el pasado asesinaban niños, adolescentes que reclamaban boleto estudiantil y
mejoras en la educación, hoy estos asesinos quieren estudiar en la universidad
y usufructuar derechos conquistados por los compañeros que ellos asesinaron. El
programa UBA XXII da clases universitarias en la cárceles Federales,
necesitamos que el consejo superior se expida ante la intromisión de estos
asesinos del pueblo en sus aulas.
“Solo
el pueblo salvar al pueblo”
Reza un cartel en el frente de un edificio
del sindicato gráfico sobre Paseo Colón. Ningún Estado, ninguna democracia de
derecha o de izquierda, hará justicia sobre los delitos contra el pueblo, sólo
la razón de Estado es priorizada y ante ello todo vale.
La deuda con el pueblo, con su genocidio
pasad, no se cura con los generales en la cárcel Vip que tienen dentro de la
cárcel común.
El pueblo debe reivindicar a sus compañeros
torturados desaparecidos, debe ajusticiar a sus verdugos y controlar a sus
autoridades supuestamente democráticas.
La deuda del pueblo la debe cobrar el
pueblo y la fuerza, la estrategia, la lucha de clases son herramientas útiles
para cambiar la política social y económica, será época de revolución, mientras
tanto trabajemos en ese camino. (Art. 29 C.N.)
Un compañero privado de su libertad
en el penal de marcos paz.
¿CÁRCEL COMÚN?
Desde que las leyes de impunidad,
que amparaban a los militares genocidas y sus cómplices civiles, fueron
derogadas; existen los juicios por delitos de Lesa Humanidad.
Desde hace muchos meses vemos
como la llamada “justicia” condena al terrorismo de Estado.
Para muchos la vieja y gastada
consigna “juicio y castigo”, les parece un hecho real.
Ahora bien, yo me pregunto: - ¿El
castigo es real?
Vivimos en un Estado de Derecho,
donde la justicia penal condena el delito, con el encierro del infractor. O
sea, solo a permanecer encerrado en un recinto llámese penal, cárcel o
correccional.
Claro que de esa teoría a la
realidad se distancia mucho. Para el groso de condenadxs sociales, poco se
cumple con los amparos y los derechos de las leyes. Se imponen múltiples
castigos adicionales, por estar sometidos en manos de fuerzas militarizadas.
¿Pasa lo mismo con los genocidas?
¿Quién los fiscaliza?
Las diferencias de las
condiciones de detención de los condenados por delitos de Lesa Humanidad y lxs
presxs sociales son abismales.
Lo mismo sucede con los que se
encuentran procesados.
Estas diferencias no solo se
observan en la responsabilidad del Servicio Penitenciario Federal, sino que se
agravan con las decisiones del Poder Judicial, que arbitrariamente conceden
beneficios, impensados para cualquier otrx detenidx.
Tantas veces se ha visto por la
pantalla televisiva el festejo (hasta con Champagne) de las condenas a los
militares, repitiendo esa falacia de “Cárcel Común”, que tanto lamento
desilusionar a tantas victimas del terrorismo de Estado o personas pensantes de
nuestro pueblo, con una tajante realidad sobre la impunidad, favoritismo y
beneficios que responsables de estos atroces delitos, gozan.
La llamada “Cárcel Común”,
naturalizada por la sociedad, como “atroz”, “inhumana”, que todxs los presxs
sociales y políticos sufrimos, no se parece en nada a lo que viven los esbirros
responsables de nuestro pasado dictatorial.
“Ellos” los detenidos por Lesa
Humanidad, “esos” que torturaron, desaparecieron, asesinaron, apropiaron bebes,
violaron, persiguieron a decenas, cientos y miles de personas, no cumplen sus
condenas en las mismas condiciones que cualquier hijx de vecino de nuestra
sociedad detenidxs en gran parte por delitos económicos, criminalizados por pertenecer
al sector social más excluido.
¡NO SEÑORXS!
“Ellos” son tratados como
superiores, en los correspondientes rangos y jerarquías militares, “ellos” son
favorecidos, consentidos e impunes a las duras normativas carcelarias que los
demás sobrevivimos.
Los ejemplos de esta realidad
cotidiana son muchos; dentro de una lógica (ilógica) castrense no es
comparable, un militar a un ciudadano.
Pero no por como debería ser, por
la diferente responsabilidad de los horrorosos crímenes a todo un pueblo como
plan sistemático a un simple delito común-social, sino por un intolerable
“respeto” que un Servicio Penitenciario militarizado debe, con su familiar
verticalidad de obediencia y espíritu de cuerpo corporativo, a los mayores
asesinos de nuestra tierra, ante un sentir discriminador, despectivo,
acompañado por el típico abuso de poder de la fuerza con los presxs sociales.
Cada irregularidad, arbitrariedad
cometida con la población carcelaria queda justificada, ante la ineficacia
operacional del S.P.F., por priorizar “sus servicios” a los detenidos por Lesa
Humanidad.
Claro que quizás, no sean todos
los individuos funcionarios del S.P.F., responsables de ello, pero ante la
estructura militarizada esos pocos quedan imperceptibles en la gran maquinaria
corporativa, que los devora convirtiéndolos en cómplices directos.
Como cualquier institución, se
dividen por divisiones altamente burocratizas (utilizando la burocracia como
moderna herramienta represiva), como ejemplo concreto tenemos la Unidad de traslado, donde
los presos sociales son tratados como ganado. Los cuales deben desplazar a
juzgados, médicos especialistas, hospitales, estudios clínicos, visitas,
actividades académicas, etc. “Ellos” son la prioridad y no solo en el trato (ver
texto “Viajecito”) sino en el uso de este servicio.
Otro ejemplo es el HPC (Hospital
Penitenciario del Complejo de Ezeiza), donde su moderna construcción del
recinto casi les pertenece, como alternativa a sus otros alojamientos. Donde
llegaron a festejar la muerte del ex - presidente Alfonsín con bebidas
alcohólicas y mujeres pagas o toman sol en su entrada sin esposas mientras
otrxs detenidxs aguardan en carros-lata bajo el sol veraniego las horas que
“ellos” decidan asolearse, hasta su entrada al recinto; sin importar la
urgencia de la atención médica requerida o las perdidas de previos turnos.
Dentro de los calabozos-leoneras
de los juzgados federales, el favoritismo es evidente. Lxs detenidxs sociales,
aún con horas de traslados y esperas son tratados con máxima dureza y
desproporcional maltrato, hasta para lograr beber agua de la canilla, o la
atención de cualquier mujer descompuesta, es casi un logro conseguir atención
del personal. Ahora “ellos” reciben ofertas del tipo: _¿Quiere un cafecito, mi
general?-, o marmitas con alimentos calentitos, observando sus vestimentas
incumpliendo TODAS las normativas generales de color, materia y forma
(cinturones, corbatas, zapatos de cuero, negros por ejemplo).
Cuando por suerte son repartidos
a los demás presxs un sándwich en estado sospechoso, de tamaño mísero, durante
las 24 o más horas que significa esa espera con frío o calor, desde la salida
de la Unidad
penal, hasta que el Juez correspondiente recibe en audiencia, claro eso si se
llega puntual a la cita u otra vez será…, sin lograr el objetivo del traslado.
Ante el Programa de UBA XXII, que
desde hace más de un cuarto de siglo imparte clases universitarias regulares,
en el contexto de encierro, “ellos” pretenden bajo presiones, amenazas y
reclamos no legítimos, participar con el resto de la población. Denunciando a
quien por convicciones humanitarias o ideológicas se niegan a impartirles
clases.
Cuando cualquier presx común
perteneciente a cualquiera sea de las fuerzas, se le aloja diferenciadamente de
la población, en calidad de Resguardo de Integridad Física (R.I.F.), no
conviven en ningún ámbito con el resto de la población, según las normas y
leyes. Pues, cuando de genocidas se trata, con mayor motivo se les es vetado
los espacios compartidos, siendo intolerable que pretendan boicotear el Programa
de Estudios general.
La incapacidad presupuestaria y
de profesorado que el Programa de UBA XXII tiene para impartir clases a lxs
detenidxs resguardadxs, (aún sin ser de las fuerzas), es una realidad de
falencias, que no pueden cubrir. Menos a los esbirros torturadores,
apropiadores y desaparecedores que violentamente lo reclaman.
Las responsabilidades del poder
judicial, suenan más graves aún. Los beneficios que a los detenidos se les
otorga sean arrestos domiciliarios, salidas transitorias, libertad condicional,
etc., o las mismas prisiones preventivas, todos ellos amparados en códigos,
leyes y normas legales son casi milagrosos para “ellos”, cuando los presxs
sociales han de enfrentarse a tiempos burocráticos eternos, cuando los
requisitos son con fases temporales obligatorias, cuando son condicionados por
informes criminológicos del S.P.F., cuando del nivel adquisitivo se refiere;
las arbitrariedades se multiplican.
¿Cómo puede explicarse que
represores Santafesinos gocen de salidas transitorias? Éstas son concretadas a
la mitad de tiempo del monto de la pena. Difícilmente cumplidas en penas de 19,
22 años o perpetuas a condenados en el 2009.
Los famosos “Cómputos” que los
jueces y tribunales han de realizar para cada detenidx, y que demoran meses en
enviar a las Unidades carcelarias, aún cuando lxs presxs sociales ya estén en
tiempos de gozarlos, son estrictos y sin margen de error. ¿Cómo se cuentan los
tiempos de los Detenidos de Lesa Humanidad?
O las excarcelaciones de la
prisión preventiva, casi inexistentes para condenas comunes de 4 años y 6
meses. Se les beneficia a los acusados por los delitos de Lesa Humanidad, aún
habiendo sido prófugos varios meses antes de ser detenidos como sucede en
Paraná.
Aún así los arrestos
domiciliarios, por estados de salud o mayoría de 70 años, cumplidos a raja
tabla a los represores, siendo hasta nulo su paso por una cárcel, ya que les
otorgan el beneficio desde el mismo tribunal que los condena, a diferencia del
resto de la población carcelaria donde lxs ancianxs han de esperar años después
de cumplir los 70 para con suerte gozar del beneficio.
Enormes son las estadísticas de
muertes en todas las carceles del país por enfermedades no atendidas, terminas
o provocadas por el mismo encierro, siendo casi imposible lograr el debido
arresto domiciliario.
Siempre sin tener la suficiente
información de los represores detenidos en dependencias militares, como Campo
de Mayo por ejemplo, que ni siquiera se hacen cargo de limpieza de la mugre que
generan, mal gastando así presupuestos estatales en contratación externa para
el aseo.
Permisos especiales les otorgan
en San Juan, a viajar a Bs. As. A genocidas estando aún procesados para recibir
familiares, mientras las solicitudes de acercamiento familiar a procesadxs o
condenadxs sociales son casi imposibles hasta no cumplida una gran parte de su
pena, interrumpiendo vínculos hasta con hijos infantes.
Podríamos seguir completando
hojas en blanco, con el circo de la impunidad.
Por eso invito a reflexionar qué
es lo que festejan cuando expresan “Cárcel Común a los genocidas”. ¿Continúan
pensando que existen?
Visiten y conozcan los penales
del país, atrévanse a ver la realidad del sub-mundo carcelario, donde aún no
penetró la “democracia”, donde las botas abundan y abusan y no verán ningún
Genocida “verdegueado” como lo están las personas más vulnerables de nuestra
sociedad.
La deuda del Estado y la sociedad
para con lxs presxs sociales, continua pendiente, agravándose con los
privilegios de los detenidos por crímenes múltiples del terrorismo de estado.
Abramos los ojos, pensemos y
actuemos.
¡Desmilitarización ya!
¡Fiscalización a la cárcel común
de delitos de Lesa Humanidad!
¡Menos champagne y más
conciencia!
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