Según señaló J., el emprendimiento funciona "de lunes a domingo, en jornadas de 12 a 14 horas de trabajo, por las que los detenidos reciben un ingreso de $12 pesos diarios". Es decir, una persona que trabaje allí todos los días del mes, durante jornadas que exceden lo legalmente permitido, recibiría al finalizar la treintena unos $360. A esto se debe agregar, como también señaló J., que en dicho lavadero se trabaja con residuos patológicos y se reciben prendas de centros de salud de toda la provincia; es decir, manchados por sangre y otras sustancias potencialmente dañinas a la salud. Todo el trabajo de limpieza de esas prendas se realiza sin cumplir con ninguna medida de seguridad sanitaria, por lo que las personas detenidas, además de ser explotados laboralemnte, ponen en peligro su salud y sus vidas.
Por último, ampliando su denuncia, J. apuntó que "en la Unidad 29 también funciona otro lavadero, de la misma empresa privada, en las mismas condiciones".
Será justicia
En setiembre de 2008, organizaciones de Derechos Humanos -entre ellas La Cantora- presentaron un habeas corpus colectivo presentado a la Justicia en septiembre de 2008 respecto de la actividad del lavadero en la Unidad 10. Según consta en la denuncia, la tarea del mismo consiste en el lavado de ropa proveniente de clínicas privadas, dos de las cuales se encuentran en Mar del Plata, una se localiza en Monte Grande y otra en Luján.
Según lo que el encargado de personal de la empresa relató, el lavadero se denomina Asepsia -antes se llamaba Mitre-. Allí se observan “sábanas, fundas y ambos de cirugía se mezclan con diferentes residuos patógenos que pudimos observar: pedazos de gasa y algodón con sangre, toallas, rejillas y trapos de piso ensangrentados (…) Todos los detenidos a los que vimos trabajar carecían de protección; vimos a algunos de ellos manipular estos residuos sin guantes ni traje alguno. Si bien el encargado afirmaba que los internos no manipulaban la ropa conforme llegaba, con residuos patógenos, vimos que sí lo hacían”.
A la falta de protección adecuada se suman los problemas edilicios. “El lugar donde funciona el lavadero carece de una instalación eléctrica adecuada; es muy precaria, con cables colgando y caños que pierden agua permanentemente. Los detenidos trabajan todo el tiempo con los pies mojados y sobre charcos de agua, lo que, sumado a las conexiones eléctricas deficientes, re-presenta un peligro importante”.
Fuente: http://www.lacantora.org.ar/nota.php?idnota=1136#top
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