Ahora tienen nuevas técnicas para no quedar tanto en evidencia. Lo hacen de forma sistemática y psicológica. Mientras estoy en el pabellón más precisamente dentro de mi celda: Puedo escuchar como gritan, desesperadamente mis compañeros que están en el pabellón de castigo (buzones-aislamiento), "denominado SAC".
El mismo se encuentra del otro lado del muro del pabellón en el que habito, puedo escuchar claramente como gritan y golpean las puertas de chapa. Sólo pretenden ser escuchados por alguien, algunas veces lo hacen para que les den atención médica porque se sienten mal, por estar tanto tiempo encerrados en las celdas. Sumado a esto, los baños siempre están tapados, a las celdas les faltan las ventanas y no tienen luz, es decir las condiciones habitacionales son precarias. El agua está contaminada y no les dan los bidones de agua potable.
De este modo podemos ver claramente como se llevan a cabo las nuevas prácticas de torturas que efectúan los agentes del SPB. Cabe destacar que el personal penitenciario hace oído sordo al reclamo de mis compañeros que exigen lo que por derecho les corresponde. Sin embargo cuando los penitenciarios responden lo hacen con palazos, trompadas, patadas, y tiros de escopeta. Algunas veces los reprimen con la manguera contra incendios, mojándolos durante un buen rato. Esto produce en las personas una crisis de nervios e impotencia, de ese modo los penitenciarios logran que las personas se corten los brazos, entre otras, e intenten suicidarse.
El sistema te mata psicológicamente, Hay investigaciones hechas por la Socióloga Alcira Daroqui (Directora de la Carrera de Sociología de la UBA), que afirman que las tasas de suicidio en cárceles han aumentado en forma brusca en los últimos años. Adhiero mi voto al criterio de la compañera Alcira, por ser mi más sincera convicción. Alcira me lo explicó en una entrevista que tuvimos en el Centro de Estudiantes Universitarios "Azucena Villaflor", mientras realizábamos el taller de periodismo con los compañeros de la "Agencia de Noticias Rodolfo Walsh". No obstante de todo lo expuesto, pudimos llegar a la conclusión que no son suicidios sino homicidios; producto de la violencia de Estado que se practica cotidianamente en las cárceles del sistema provincial y federal.
En lo personal: de lo que de mí respecta considero pertinente recordar que en la Unidad Nº 48 de San Martín he sufrido paulatinamente varias torturas; hasta me hicieron vivir el horror de un simulacro de fusilamiento. Sucedió el jueves 24 de febrero pasado cuando me levanté a las 7 de la mañana con intenciones de recibir a mi visita: un amigo de profesión periodista. La visita nunca se realizó a pesar de haber sido autorizada por la Jueza de Ejecución N° l de San Martín, María del Carmen Rodríguez Melluso.
"Andá tranquilo Cabral"
En ese momento hice los reclamos pertinentes por mi visita y los jefes penitenciarios me dijeron: "anda tranquiló Cabral que tu visita está entrando". Fui al salón de recepción de las visitas y preparé la mesa, pero mi amigo jamás ingresó, al ver que la hora de visita terminaba junté mis cosas y partí con nubo al pabellón. Sin embargo en el camino fui interceptado por una patota del Servicio Penitenciario Bonaerense a cargo de un oficial de apellido Fantosi (actual sub-jefe de requisa). Mediante forcejeos fui llevado hacia el área de control donde me encerraron en una leonera, el guardia Miguel Suelsa me tenía de un brazo y el guardia Saracho del otro, fue en ese momento que el sub-jefe de requisa Fantosi sacó de su cintura una pistola y me gatilló en la cabeza. El uniformado me dijo: "viste que si queremos acá te cabe, si Querés denunciar denuncia, acá no está Casolati ni tu jueza". Haciendo referencia muy irónicamente al secretario de Ejecución Penal y a la jueza del Juzgado de Ejecución N° l de San Martín; la correspondiente denuncia se realizó en la UFI N° l de San Martín. Previo a esto yo había hecho otras denuncias por agravamientos de mis condiciones de detención. Una de ellas fue cuando en horas de la madrugada fui golpeado y apuñalado por personal penitenciario en una de las oficinas de los jefes del Penal, donde estaba la entonces comisión directiva de la Unidad. En ese momento los penitenciarios me pidieron que limpiara a Hernán Ricardo Arguello Pomar, un ex oficial de la Policía Bonaerense que junto a otro ex agente asesinaron al dirigente de la Unión de Docentes de lo Provincia de Bs.As, Ángel Alberto Marcos y a su pareja Nancy Alejandra Nolazco, también docente. Aparte de su tarea sindical Marcos trabajaba para el entonces Senador del "F para V" José Manuel Molina actual Ministro de Medio Ambiente de la Provincia de Bs.As. Sin embargo igual declaré y mi testimonio fue de vital importancia para condenar a Arguello Pomar a prisión perpetua.
Cabe destacar que en Diciembre del 2010 unos compañeros me ayudaron para poder grabar a los jefes penitenciarios. Pidieron una entrevista con el entonces jefe Saravia y pudieron grabar la conversación. Saravia en la grabación dijo: "que el Ministro de Seguridad y Justicia Ricardo Casal tiene a su cuñado como testaferro del cátering y el agua del Complejo Conurbano Norte de San Martín, por lo tanto ningún juez puede investigar". En la misma Saravía deja al descubierto arreglos económicos y favores políticos entre jueces y funcionarios. Cuando los penitenciarios se enteraron por medio de sus informantes que yo tenía en mi poder dicha grabación, empecé a sufrir fuertes persecuciones. Fue entonces cuando decidí enviarle una nota a la señora titula del Ministerio de Desarrollo Social Dra. Alicia Kirchner. Al Dr. Martín Sabbatella, y también al ex titular del INADI Dr. Claudio Morgado, Luego tuve varias comunicaciones con ambas Instituciones, hoy Alicia Kirchner tiene en trámite mis peticiones y pronto me dará una resolución.
No obstante de todo esto, nadie puede decir que la violencia de Estado no existe en estos tiempos, tampoco que la dictadura terminó. El sistema penitenciario fue el único órgano que quedo sin investigar después de la dictadura y mucho menos lo van a investigar ahora, es decir de algún modo esto está legitimado por el Estado que no interviene. Considero pertinente evocar que a pesar de todo yo sigo esperando en la U°48, tengo 27 años y estudio segundo año de la Licenciatura en Sociología y trabajo como Pro-secretario en el Centro de Estudiantes Universitarios "Azucena Villaflor". Tengo muchas ganas de vivir como así también de progresar en la vida.
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